El 16 de agosto, los dominicanos conmemoramos otro aniversario del
inicio de los actos bélicos, que desataron la guerra domínico-española,
por la restauración de la Republica Dominicana , que había sido
proclamada el 27 de febrero de 1844, pero desde su fundación estuvo
amenazada por las luchas intestinas de sus fundadores y otros que aún
siendo acabados de llegar, ejercieron un protagonismo y una presión tan
deliberante, que terminaron desplazando a los más sacrificados por la
patria.
A estas luchas de intereses entre los dominicanos, se sumaron las
constantes invasiones, amenazas y presiones de los haitianos, quienes
alegaban que desde el tratado de Basilea en 1795, la isla era una sola e
indivisible y por lo tanto se oponían a la independencia del territorio
que ellos siempre habían reclamado y que habían gobernado desde el 9 de
febrero de 1822, hasta el 27 de febrero de 1844.
Al comenzar el año de 1865, Geffrard, el presidente de Haití, envió
un comisionado para mediar en la guerra y en los intercambios de
prisioneros, que ya se había iniciado entre comisionados españoles y
restauradores, así como el acuartelamiento y ubicación de todas las
tropas españolas.
El día 3 de marzo de 1865, el gobierno español emitió el “Real
decreto” que determinó el abandono por parte de España, del territorio
dominicano y anulando el pacto de anexión.
Las tropas españolas iniciaron el proceso de evacuación el día 10 de
julio de 1865, iniciándose así la segunda república bajo el mando de
José Antonio Pimentel, quien había sustituido a la Junta Central
Gubernativa, el primero de marzo.

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